viernes, 15 de abril de 2011

No es valentía... es amor.

Hoy, al terminar los bailes del festejo del día del niño en el Lomas, platiqué con una compañera de trabajo. Me preguntó por mis niñas. Y bueeeno, nomás denme cuerda con el tema y no me arrebatan el micrófono.

Le comenté que están creciendo, que están hermosas, que soy su fan y, no lo dije, pero lo pensé, que son niñas felices (al menos esa impresión me dan).

En la plática llegamos a lo siguiente:
- ¿Quieres más hijos?
- ¡Por supuesto! (respuesta inmediata)
- ¿Cuántos más?
- No lo sé. Por lo menos dos.
- Osea ¿quieres 4?
- Por lo menos.

Entre ese diálogo yo pensaba: "si se pueden más... pues más". Y ella me miraba con cierto asombro que verbalizó diciendo: ¡Qué valiente! Comentario de una madre de 3 hijas. Dos de ellas fueron mis alumnas.

Más tarde en el coche aquella conversación me hizo recordar que hace unos días yo bañaba a Mariana cuando entró Chuy y la emoción de mi bebé se tradujo en sonrisas y payasadas. Entonces me mira y comenta: "dime que no quieres tener esa carita otra vez, y otra vez más". De nuevo, mi respuesta rápida fue "obviamente".

¿A qué éste cuento? Pues a que cada vez que se me ocurre compartir mi deseo de tener más hijos la gente me mira con cara de "ésta mujer está demente", incluída mi mamá jaja.

Para muchos no es secreto que mis embarazos no han sido precisamente "el estado ideal" jaja es más, ni de lejos. En ambas ocasiones he sido como "el manual de la mujer embarazada", he sentido cada síntoma existente, es probable que haya inventado algunos nuevos jajaja. 

Ahora que he pensado en esos "días de locura" que son mi vida, me doy cuenta de que sencillamente ¡Me encantan!
#Deboconfesarque (bien twitter) que mi trabajo profesional me dio muchas satisfacciones y que me trajo momentos muy felices. Pero mi chamba de ahora es titipuchal (aportación de mi abuela Mamicha) de veces mucho mejor.

Sí, hay desveladas. Sí, a veces quieres matar a una, a veces a las dos, la mayoría de las veces a los tres (sí, papá va incluido). Otras piensas que la idea de tirarse de la presa San José con una piedra amarrada al tobillo, pa no flotar, resulta atractiva.

Pero al poner eso en un lado de la balanza y del otro las risas, las sonrisas, las cosquillas, las ocurrencias, las marranadas, las miraditas, las caras de asombro, los pequeños y grandes logros, los cantos, los descubrimientos, las emociones, los gritos de alegría y el primer "mamá" ... pues... ¿qué tanto más hay que pensarle?

Si de ahora en adelante mi función en la vida es ser soporte emocional y hacedora de personitas felices... ¡¿dónde firmo?!

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