jueves, 14 de abril de 2011

¡Échale más agua a los frijoles!

Y más leña al fuego... Yo pensé que había días... y días. Pero poco a poco me voy dando cuenta de que esos "días" son, en realidad, mi vida.

Mi marido anunció que se iba de viaje de lunes a miércoles. Suelo preguntar cosas y detalles que probablemente él considera inútiles. Tales como ¿a qué hora te vas?, ¿en qué te vas?, ¿a qué hora vuelves? ... Y las respuestas comunmente son "me voy mañana y vuelvo cuando vuelva". 

No soy una esposa obsesiva que pretenda seguirle el paso al marido, no. Soy una mujer que quiere (necesita! ok... tal vez ahí está la obsesión) planear (aunque lo dudes, marido, si estás leyendo) y saber en qué momentos hay que atender a quién en casa.

Después de una nefasta mañana de martes, llegó un miércoles que parecía interminable... Mamá a medio día cocinando para ella y la abuela. Tras dar cuartenta mil vueltas en la cocina haciendo lo nuestro, lo de la niña y el bibi de la otra, etc., mamita mordía, ladraba y rugía de hambre. Por fin se sienta, cual ancha es (consecuencias post parto) a "comer". Primer bocado y escucha afuera el motor del auto de papá. ¡Oh my God! ¡WTF! ¡Qué diablos! y cualquier improperio que gusten insertar en el texto.

Papá entra con la emoción de saludar a sus mujeres y se encuentra con tamaña jeta de mamá y una expresión de "¿qué demonios te pasa? ¿por qué no avisas?" Por supuesto la comida no alcanzaba para tres, pues hicimos pasta... ¿algo más tardado no se te antoja?

¡Tuve que renunciar a mi delicioso plato de pasta con pollo y tocino! porque, obviamente, me acabé el tocino en la primera preparación. ¿Para qué rayos quiero racionarlo si nomás necesito suficiente para dos porciones?

Pasa el incidente y papá amenaza: "voy al Hospital 'X' a hacer las citas para los análisis que requiere nuestro seguro de gastos médicos". ¡Jesucristo Redentor! esas citas han sido un auténtico calvario (naaa, ha habido cosas peores). Papá llama más tarde y duro y dale con que "¿cuándo puedes, cuándo te programo?" Cuando gustes!!! Si al cabo sólo son como 4 vueltas que dar entre las niñas y yo, y como yo no hago nada en todo el día (¬¬) pues da igual.

Mientras mamá intenta ahorcar virtualmente a papá por msn, Bicho se pinta las manos y brazos con plumón y pide (en respectivo tono intenso de niña de 2 años) "patel colate, patel colate, patel colate" (sí, pastel de chocolate). "Vamos mi reina, princesita, capullito, corazón, cómo no, ahorita le doy su pastelito pa que se esté en paz la muñeca". Regresamos al área de tele y juegos y a la prince se le antoja un vaso de leche. Vaaamos por la leche. Volvemos y no habíamos dado un paso dentro del lugar en el que nos instalaríamos cuando vuela el vaso salpicando sillón, tapete, mesa, carreola, hermanita bebé...

Corre mamá por trapeador. Y claro, Bicho jugando a salpicar con la leche derramada al tiempo que continúa con "mamá lete, mamá lete, lete, lete, leteeeeee". Si mi amor, con fingida paciencia, vamos por más lechita. Pero yo me llevo el vaso y te lo doy allá para evitar accidentes.
Se trepa al sillón, se sienta, le doy su vaso, le digo que tenga cuidado, y ... sí, sí, sí, agaaaaaaaaaaaaaaain, sólo que ésta vez le cayó todo encima. A limpiar otra vez. Y entonces mamá tuvo la brillante idea de servir la leche en vasito entrenador... ¡plausos! Yo muy bien.

¿Dónde estaba y qué hacía Mariana mientras tanto? Ella seguía en su carreola comiéndose las patas. Y es que con la comezón que dan las encías por la salida de los dientes, cualquier cosa es buena pa rascarse.

Voltear al rejoj y ver que para ese momento apenas son las 6 es una verdadera mentada jaja pero dedicimos meter al Bicho a las 7 a la cama. Y así fue. Como le digo a mi marido "one down, one to go". Seguimos con Marianita quién terminó la noche alborotada por el regreso de papá.

Las citas para los estudios no pudieron concretarse y papá y mamá decidieron terminar el día viendo una película de George Clooney que hizo todavía más lenta la noche. Eso sí, acompañada de un buen taco.

NOTA MENTAL: Cuando papá sale de viaje prepara siempre comida extra para el día de su regreso.

Y así, de golpe, termina este texto, porque Bichito ya pide "sopita, sopita, sopita" con insistencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario