lunes, 27 de junio de 2011

«Si algo puede salir mal, saldrá mal».

Sí. El enunciado de la Ley de Murphy puede sonar pesimista, pero para quienes disfrutamos del humor negro y las ironías de la vida, es una cosa más sobre la cual hacer un jocoso chascarrillo.

Exactos 9 meses pasó Mariana sin dormir una noche entera. No le voy a reclamar los primeros, pues despertaba cada 3 horas para comer. Eso bien puede soportarlo el cuerpo... que ya se está acabando, porque cada semana tengo menos kilos... Y ahora resulta que eso es una cosa mala ¿no? si las mujeres siempre buscamos perder peso. Pero hay límites.

Al llegar el invierno nos cayeron de visita las enfermedades de vías respiratorias, y de ahí en adelante todo valió gorrete. Mi niña no sabe lo que es vivir sin mocos... el día que lo descubra sabrá cómo es respirar.

No se mal entienda. Mariana es una niña perfectamente sana. Nada más hay que ver fotos para darse cuenta de que tiene casi el mismo tamaño que su hermana un año y medio mayor que ella. Pero las gripitas, más complicaciones alérgicas le han hecho la vida complicada. ¡Y no llega ni al año! Pero no perdemos la esperanza.

Esos gritos que aparecen en lugar de un sutil "tengo hambre" no me parece que pertenezcan a una niña enferma. Tengo seguridad de que sus pulmoncitos trabajan como de ser. Al igual que el resto de su organismo, al que no se le suele dar el reposo profundo por las noches.

El día que cumplió los 9 meses decidió que ya era momento de dormir en santa paz... de 8.30 pm a 7 am... ¡uff! No bueno, sus papás fueron muy felices. Miren que eso de despertar cada hora (literal) para atender bebé durante 6 meses seguidos no está nada atractivo.

Ahora ¿a qué el cuento de la Ley de Murphy? Bien... les explico.

Cuando por fin la princesita logra conciliar sueño de 10 horas seguidas... llega el momento de la dentición. ¡Ándale ¿por qué no?! Total, nomás viene acompañado de malestar estomacal que implica cambio de pañal cada 15 minutos, comezón insoportable y dolor de encías que bien puede atacar a las 3 am. Las molestias no respetan horarios.

((Tengo que conseguir sonidos chuscos para insertar ...aquí aplicaba uno))

Viene a mi mente un punto que leí en un curioso librito que se trajo Chuy de un viaje a Houston: "1001 things happy couples know about marriage"... Y si no le saben al inglés búsquense un traductor en google... :D

Marriage and Children, punto 539: "You need to know sleep is one of those things parents do without. For the first eighteen years or so".

Bueno, ya llevo casi dos años y medio... claro que si vienen otros bebés esos 18 años se van aventando para adelante... como quien dice: Dany olvídate de tus 8 horas de sueño de belleza y aprende a vivir con canas y arrugas...

Aunque las canas todavía tienen remedio, nada que Miss Clairol no arregle en menos de una hora... las arrugas, pues ahí sí nomás con cuchillo, pero con lo maricas que soy para el dolor... lo dudo.

((Inserta aquí sonido de suspiro nostálgico...))

Me perdí.

¡Ah sí! El sueño... o la falta de... qué cosa más horrible, pero a todo se acostumbra el cuerpo... supongo... menos a no comer, eso sí lo sé con certeza.

A casi tres años de la decisión que cambió mi vida, un recuento: Un marido, dos hijas, una perra... colitis, anemia, bichos en la panza y alrededor de menos "n"cientas horas de sueño.

¡Hombre, pues ni tan mal! Podría se peor... hay verdaderas historias de terror por ahí.

Lo increíble es que aún con todo el agotamiento que trae consigo se madre de dos niñas pequeñas, hace unos días Chuy y yo pensábamos en cuántos hijos más nos podríamos aventar...

Es que sí son un encanto.

¿Quién no quiere más manitas llenas de chocolate, babas, mocos, tierra, mugre y sustancias no identificables en su rostro, brazos, mebles, pantalones...?

¿O paredes pintadas con crayones de distintos colores? Si hasta me ahorran la decoracion. Tal vez mi favorito sean las guacareadas en el edredón. Un tip... jamás pongan edredón blanco si tienen bebés, solo por si se les ocurría.

O el circuito de obstáculos que se forma con los juguetes por toda la casa. Aun cuando hay una área específica para el juego.

Pero ya lo he dicho antes, todo se compensa con risas, sonrisas y carcajadas, besos, abrazos y apapachos.

Los dejo ya... la niña quiere palomitas mientras ve la película de Campanita y, más importante aún, requiere mi compañía.

Mi aportación a la Ley de Murphy, para finalizar: Si algo puede salir mal, deja de pensar que saldrá mal y muéstrale a la vida (como hace mi Ana Luisa) tu "happy face".

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