A propósito del post de ayer y los celos twitteros de Chuy, me vino a la mente el asunto del sentido del humor... y otras cosas de casados.
Seguramente cuando somos novios reimos mucho. Y lloramos, y nos peleamos, y nos reconciliamos y hasta nos la mentamos, nos perdonamos y nos seguimos queriendo...
Al pasar del noviazgo al matrimonio la vida cambia. Sí, eso ya lo habías escuchado y hasta resulta un tanto obvio. Es impresionante lo diferente que se vuelve la relación por el "simple" hecho de vivir juntos.
Es, sin duda, toda una aventura. Acoplarse a un nuevo espacio y compartirlo no es para nada igual a compartir con los hermanos, no no... ésto es otra cosa.
Ese proceso de adaptación genera risas, dramas, ganas de arrancar cabezas, esperanza de que las cosas cambien, ilusión, miedo, desesperación... hasta llegar a la resignación... ¡ja!
Alguna vez, siendo novios, Chuy me dijo: "y pensar que las cosas de mi que ahora consideras 'adorables' se volverán pequeños detalles que te saquen de quicio una vez que nos casemos"... yo la verdad no entendí su comentario en aquél entonces.
Bueno, pues hay días y días; veces y veces; cosas y cosas...
Alguna vez leí, me dijeron, escuché... que algo que mantiene a las parejas juntas (entre muchas otras cosas) es el hecho de reirse juntas.
Estoy de acuerdo. Hay que reirse. De las cosas que dan risa y de las que no... eso tal vez es más mi modo personal de lidiar con la frustración. Pero me resulta... a veces.
Debo decir que disfruto los momentos de risa con mi esposo. Es sabroso echarse una buena carcajada. Yo disfruto de hacer chistines... y además tenemos dos hijas que son bien simplotas.
También debo reconocer que gran parte de nuestras risas y carcajadas son cortesía de nuestras niñas. ¡Ah, cómo tienen ocurrencias! y eso que apenas empiezan con sus gracias.
¿Se dieron cuenta de que solo me tomó unos cuantos párrafos para dejar el tema de matrimonio para desviarme a las hijas? ... Pues sí, eso es justo lo que pasa.
Leyendo el librito aquel que ya les comenté de las 1001 cosas que las parejas felices saben sobre el matrimonio, me encontré con un punto que decía algo parecido a: lo único que harán los hijos por la vida romántica de la pareja será sabotearla.
Mentiría si dijera que no tienen un poco de razón. Pero la intención de dicho punto no es desanimar a la pareja o invitarla a no tener hijos. No. Se trata de asimilar y hacernos saber que habrá momentos difíciles para la relación de los dos pero que todo eventualmente pasa, y hay que tener en mente que lo primero y más importante es el esposo(a). Al final de cuentas los hijos se irán (voluntariamente o los corremos).
Ahora, eso de que primero va la pareja, en la teoría se dice fácil, lllevarlo a la práctica requiere astucia, sobre todo cuando hay personitas que no pueden valerse por sí mismas y suelen comerse el tiempo de mamá.
Otra cosa que uno escucha de parejas con mayor experiencia: No dejar de ser novios. ¡Hombre! si de chavillos nos las ingeniábamos para estar solos, para darnos una escapada del trabajo, de la casa, de las ocupaciones, de lo que fuera con tal de un ratito juntos... que no nos la ingeniemos para hacerlo ahora... ¡échemosle creatividad!
Algunos tendremos que hacer pirueta y maroma y media para lograr un tiempo a solas, pero vale la pena la inversión.
¿Cómo lo sé? ahh pues me lo dicen los casi 35 años de casados de mis papás... Cuando sea grande yo quiero ser como ellos... :D
PD: ¡Feliz cumpleaños Teté!
Que linda reflexión!!! =)
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