Algunos saben que mi familia coquetea con la idea de cambiar de Ciudad. Más que coqueteo, digamos que ya estamos comprometidos y solo nos falta caminar hacia el altar a dar el "sí" definitivo. Por cierto, hoy hace 3 años que Chuy y yo lo hiciéramos en la Catedral de San Luis Potosí. Pero esa es otra historia.
Hay quien me pregunta si al irme continuaré con mi Blog. Me resulta curiosa la pregunta, pues lo único que necesito es conexión a internet y aventuras, que nunca faltan y seguramente se incrementarán.
Por ejemplo, el fin de semana fuimos a buscar casa. Todo un tema. Pero más allá que encontrar el lugar perfecto para aterrizar, está la odisea de hacer un viaje de poquito más de 5 horas con mis dos niñas. Esa sí es una señora aventura.
No es la primera vez. Ya habíamos viajado 8 horas a Manzanillo. Pero el ser humano es necio, ya dice el dicho: '...el único animal que tropi
eza dos veces con la misma piedra'.
Para quienes tienen niños ni falta hace una explicación, ya se pueden hacer un buen panorama de la situación.
Quienes no los tienen, piensen en un trayecto de 5 horas que incluye bibis, desayunos, comidas, agua, papitas (¿por qué no?), espaldas cansadas, hartazgo, canciones infantiles, llantos, risas, mocos, desesperación... en fin, ni para qué se los antojo ¿verdad? Y lo anterior solo refiriéndome a las niñas.
Luego ya en el lugar de destino: Puebla, una friega. Un maratón de 12 horas. De un lugar a otro. Niñas cansadas. Y papás poquito también.
Primera noche de 'terror'. No durmió nadie. Mis pobres crías extrañaban su cama, sus cobijas (aunque les llevo algunas, no es lo mismo), su casa. Y el día siguiente era todo un reto. Aún así todos sobrevivimos, por muy poco ¡eh!, yo sí ya tenía ganas de cambiar de oficio.
Ya empezado el día nos vamos enterando de que el plan dominguero incluía, además del desayuno, recorrido y Misa en el centro, comida en una casa con alberca donde habría niños nadando.
Córrle a WalMart a comprar un traje de baño, toalla y un cambio de ropa de calor, pues mamá empacó para clima con 'tormentas aisladas'. Léase jeans, botas, sueter...
Eso se hace relativamente rápido, si es que encuentras todo en el lugar. Ah, pero los mentados pañales para nadar están descontinuados 'de momento' en dicho almacén.
Vamos a la Mega Comercial Mexicana, tampoco. Todo ésto acompañados de una mujer (Alejandra) y su hija que nos llevarían a la casa en donde era el show. Les agradezco su paciencia, pero ya empezaba a desesperarme un poco. Me apuraba que ni niña no pudiera divertirse.
Alejandra, sugirió pararnos en una farmacia ya como último recurso, por no dejar, literal, y sí, los encontré, último paquete... ¡fiuf!
Mi niña fue feliz en la alberca. No sabe nadar aún, pero estuvo en los escalones flotando. Se sentía toda una sirena.
Yo estaba tantito infartada, poco a poco se fue yendo hacia adentro de la alberca, y pataleaba intentando volver. La dejé, pero sabía que eso no terminaría bien. Hasta que llegó el punto en el que mamá se tuvo que echar al agua para sacar al pedacito.
Resultado: Mi look de presentación social en Puebla terminó por ser una blusa beige (que ya llevaba puesta), un pantalón de pants a la rodilla en fuscia y unos crocs azul marino con naranja. Lo cual pasa a segundo plano considerando que la niña salió de la alberca, comió, jugó y luego se volvió a meter.
Tras la revisión de 7 casas, una carne asada, una niña casi ahogada, una parada en Querétaro para visitar a los compadres y horas de llanto en escala 'Mariana', estamos de regreso en San Luis... ¿por cuánto tiempo? Todavía no les sabría decir.
Excelente forma de vivir y contar historias! Nada como hacer de la vida misma toda una aventura y enfrentarla con diversion yentusiasmo, aunque seacon toque acido!! Ja ja ja... Un abrazo!
ResponderEliminarGaby Perusquia