Tengo una amiga.
Lo sé, no suena emocionante. Habrá quien tiene 2, 5, 8 o hasta 20. Yo no. Tengo pocas. Poquísimas.
El viernes, Mariana, mi ahijada que vive en Nicaragua, me preguntó por BB Messenger cómo me iba en Puebla. Le dije que bien, a secas. Se sorprendió. Me dijo: 'pero ¿cómo?, siendo tú tan amiguera'.
No, le dije. Una cosa es tener gente para todo y otra ser amiguera. Soy selectiva con mis amistades, ni para qué negarlo. Conozco a mucha gente a la que admiro, respeto y le tengo cariño, pero hablar de amistad, es otro boleto.
Yo no estoy segura de cuánto tiempo tenga que pasar o qué experiencias se deban compartir para poder llamar a alguien amig@. No creo que haya un estándar o fórmula. Creo que las amistades simplemente se dan. Unas rápido, otras requieren tiempo.
No sé si les ha pasado que de pronto haces conecte con alguien. Así nomás. Hay un 'click', química, combinación de signos solares, casa astral , aura o lo que gusten. Pero hay gente que de primera intención sabes que rondará por tu vida con frecuencia y probablemente de forma permanente.
A las amigas de secundaria y prepa que reencontré recientemente gracias a las redes sociales no tuve que frecuentarlas todos los días. Han pasado años desde que nos vimos por última vez y sé que ahí están, tal como ellas saben que aquí estoy. Y tengo absoluta certeza de que nos acompañamos y acompañaremos en las cosas significativas de la vida. Aunque estemos lejos. Porque somos amigas.
Es más, algunas de las mejores que tengo ya no vivían en San Luis antes de la mudanza a Puebla. Y hablo más con ellas que con mi marido (es que no tiene pin).
Me desvié. Retomo. ¿Quién es la amiga de la que hablaba al principio? Es nueva. Es poblana. Se dice fácil, pero ya voy viendo que se requiere de esfuerzos para ganar los corazones poblanos. Y ella abrió el suyo para mi desde el día 1.
Nos hemos visto muy poco. Pero hablamos todos los días. Nuestras hijas son compañeras en el Kinder. Ya saben, de esas Diosidencias...
Me hace sonreir y reir a carcajadas. Disfruto que comparta mi sentido del humor. Creo que ambas teñimos de acidez los momentos complicados de la vida y sabemos convertirlos en broma. Más por instinto de supervivencia que por talento de comediantes.
Es de mente ágil. Soy fan de sus Hashtags en Twitter. Me divierto con ella. Ama a su princesa como yo a las mías. Es generosa.
Ella me ha llamado en Twitter: su mejor descubrimiento del 2011. Creo que debería devolverle la flor.
Hay más. Estaría grueso hablar de amistad cuando todo son risas. No ha sido así. No. Ha confiado en mi. Conozco lo que probablemente para ella sea, hasta ahora, el episodio más triste de su vida. No lo voy a hacer público, porque es suyo. Pero que les baste saber que su corazón sufrió un golpe muy duro hace poquísimos meses.
Sì, la conozco poco, pero la admiro, porque es fuerte. Hasta ahora me ha dado la impresión de no dejar de sonreir, trabjar, vivir... Entera. No como quien vive en negación y esconde el dolor. No. Como quien le hace frente. Valiente.
El mismo viernes, mientras yo 'veía' partidos de fut del Sauces, nos pinéabamos. Me dijo bromeando: 'yo quiero ser como tú', por motivos que ni para qué mencionar. Lo que no sabe es que sacaría mayor provecho yo intentando parecerme más a ella en reciedumbre.
Tal vez no sea del todo ortodoxa la expresión, pero me la aviento porque seguro que con lo dicho en éste post cualquiera reconoce la intención: ésta vieja es chida. Y es mi amiga.
Tiene un par de meses en mi Facebook y ya se ha convertido en una de mis favoritas.
Sí. Sin duda le devuelvo el cumplido. Connie, bienvenida a mi Top 10.
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