Anoche fui al cine.
Confieso que no pensaba que una frase de ese tipo pudiera aparecer pronto en mi Blog, pero sí. Gracias a que Santa Adelina se quedó con las niñas y el marido y yo decidimos ignorar el cansancio, nos lanzamos a ver Contagio.
Se vibraba buen humor, y al llegar a Cinépolis hasta un chistín le hice a Chuy: 'Así que... ¿así es como luce una sala de cine?'. (Ya las había olvidado)
Lo maravilloso de la situación es que salimos porque ya estamos hasta el meritito queque de estrés, agotamiento, falta de sueño, etcétera. Queríamos una película que nos relajara.
¡Error! Con la mencionada cinta conseguimos todo menos el anhelado relax.
Terminamos pasando estrés de hora y media. Aún así, estrés a gusto, porque la película es buena, así, a secas. No es el hitazo del otoño, pero está bien. Buenos actores. Jude Law, ladies... eso ya compensa el pago por la entrada. Y mi favorita Kate Winslet.
Incluso Marion Cotillard para los caballeros y hasta Gwyneth Paltrow para quienes disfrutan a las rubias desabridas sin chiste, como Chuy.
Lo que sí pudimos ver es que hay gente en mayor desgracia que uno, aunque sea 'ficción'.
En los últimos días el status de mi Blackberry Messenger dista de poder ser calificado como optimista... Y las imágenes han hablado por sí mismas. (A su derecha un ejemplo)
Hay veces y veces. Hay días y días, y semanas y meses y vidas enteras.
Si ya lo dijo XTROLOGY en Twitter, con todos sus conocimientos de 3 pesos sobre los astros:
One part of a #Gemini wants to give up while the other keeps going.
Y debo decir que iba ganando la parte que quiere mandar todo a Chiluca (si no saben dónde queda pregúntenme y se los aclaro).
Si lo anterior no fuera motivo suficiente para una profunda reflexión, mi amiga Yola me remató con un pin justo antes de entrar a la sala de cine.
Me dice algo así como: 'Vi un libro y pensé en ti'.
El libro: ¿Se puede aprender a sufrir? de José Pedro Manglano.
El proceso mental que siguió a su amable contribución fue expresado por Bárbara Aranda, ex alumna del Lomas que ahora vive en Puebla, en un tweet: @BarbBingAranda Odio hablar con mi mejor amiga, porque luego luego me recuerda lo cobarde y mediocre que soy.
Yola es una excelente amiga de varios años. Lejos de ofenderme, sentirme mal, querer lanzarle un improperio, le dije que la respuesta automática es: Sí, y me urge.
A lo que amablemente respondió: 'al ser humano en general'.
Es verdad, tiene razón. Le agradezco porque sus breves palabras fueron un balazo directo a mis neuronas.
No sabemos enfrentar el dolor y el sufrimiento. Y no me refiero a las cosas grandes, a las tragedias que en verdad causan duelo. No, a las cosas cotidianas, las pequeñas luchas de todos los días. Las contrariedades, los obstáculos, los malos días... Se requiere de una gran fortaleza y todo un ejercicio de la voluntad para hacer frente a las... @#/%! (disculpen el francés), de todos los días.
Yo quiero aprender. En verdad. Y lo peor, sé cómo... Toda mi desesperación, frustración, depresión, comezón (ahh porque traigo un problemita dermatológico), y todas las terminaciones en ción, sión y zón, son el reflejo de mi falta de paz interior.
Es que es más fácil hacerse la vida difícil, dice mi papá. Y sí. Contradicción del ser humano que ansía locamente salir de una situación y hace justo lo que está en sus manos para mantenerse ahí e incluso ir más a fondo. Quieres pero no quieres. Sabes cómo pero no quieres.
Complejo, muy complejo, y al mismo tiempo tan sencillo.
Lo que sí es que una vez vista la luz ni cómo hacerse ... wey (disculpen)...
Durante muchos años se me ha dicho que mi problema es no saber decir 'no', (mío y de gran parte de la humanidad). Pues cosa curiosa, el reto ahora es aprender a decir 'sí'... ¿a qué? A todo. A lo que venga y como venga.
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