viernes, 11 de noviembre de 2011

La vida en rosa...

¿Hay algo más cursi que las princesas de Disney?

Tal vez... un moño de tul morado con lentejuelas, un pastel de merengue de Sanborns, los ositos cariños, algunos status de facebook, mis queridas ex alumnas Ana Sof y Sofi Rojas, qué se yo, probablemente sí hay cosas más cursis, pero por ahora me quedo con la imagen de las delicadas y exquisitas princesas.

Cuando Ana Luisa era bebé me enorgullecía que no le atrajeran en lo más mínimo las mencionadas señoritas. Ella estaba clavada con Mickey Mouse y las Mascotas Maravilla.

Una amiga, Paty, me decía: 'Espéeeerate'... así con tonito alargado y burlón que pone en evidencia tu completa ingenuidad.

Al día de hoy, con 2 años y 8 meses mi Bichito es super mega fan de 3 de ellas. ¡Ah sí! Sólo 3. Las otras no le atraen para nada. Y optó por las clásicas: Aurora, Cenicienta y Blancanieves, en ese orden.

Jesús me acusa de haberla introducido en ese mundo. Sí, es verdad. Le puse la Bella Durmiente cuando la descubrió en sus huaraches rosas de corazón, que no se quitaba más que para dormir.

Le pregunté si quería ver la película, dijo que sí. Se la puse y ¡Dios bendito!, desde ese día la he visto más veces que en mi infancia, creo, habrá que ver qué dice Teté.

La fiebre princesoide está gruesa. Así duerme:


Come en platos de princesa, baila todo el día y canta igual de cursi que ellas. Se jura Aurora y ya amenazó con querer fiesta de princesas rosas para sus 3 años.

Es tierno. En verdad. Siempre que no crezca con la idea de que el amor es así de sencillo como lo mira en la pantalla.

Pensemos un poco. Cenicienta asiste a un baile. Según el reloj de la torre del Palacio, la cita era a las 8:00pm. En lo que las hermanastras le desgarran el vestido, ella llora en el jardín y el hada madrina hace su magia pasarían ¿un par de horas? Veámonos benevolentes, una hora. Es decir, la damita llega al fiestón a las 9:00, 9:30... elegantemente tarde.

Está poco más de 2 horas bailando y paseando por el jardín con un caballero que acaba de conocer. Sale corriendo, pierde un zapato. Al día siguiente la encuentran gracias al zapato en cuestión y de inmediato se va y se casa con el Príncipe...

Aurora igual. Baila con Felipe en el bosque y para el atardecer ya está dispuesta a irse a vivir con él. Pero tiene excusa, era princesa y su matrimonio estaba arreglado desde su nacimiento. ¡Pobre! Si casándose queriendo de pronto llegan los second thoughts (diiicen, a mi no me consta...).

Y Blancanieves, se deja besar por un desconocido con el que dichosa en sus brazos irá a un castillo hechizado de amor (no miento, así lo canta ella).

'¡Vaya historias más ridículas, ¿no?!' Así me dijo Jesús. ¿Qué le pones a ver a tu hija? Por favor que no aprenda que al amor es así.

Eso depende de nosotros. El amor no es ni rápido, ni fácil... mmm.

Tengo que hacer una pusa obligada porque, de acuerdo, si algunos están pensando que mi historia con Jesús fue más rápida que cualquiera éstas podrían estar en lo correcto. Peeero, a nuestro favor, nosotros pasamos por conversaciones intensas antes de tomar LA decisión. Y, a nadie le consta de qué conversaron y si conversaron las parejtas de Disney en el breve tiempo
que compartieron al conocerse.

¿Hablarían de dinero? ¿De si Cenicienta seguiría trabajando? Porque no sea que luego siente que no se 'realiza' por no tener tarea profesional. Y como ya la rodeará una fila incontable de sirvientes pues pue que le caiga la depre por no tener qué hacer.

¿Planearían los hijos que quieren tener? Porque al papá de Felipe ya le anda por los nietos ¡eh! ¿Qué religión tendrían? ¿Cómo se educaría a la familia? Si les gustan los perros o los gatos. Si se bañan o no los domingos. Si el príncipe le entra a las garnachas... En fin, ya saben, esas cosas 'triviales' que platican los enamorados cuando se plantean un futuro permanente juntos.

Depende de nosotros, sus papás dejarlas crecer con la ilusión de las princesas pero tambén ponerles los pies en la tierra y enseñarles que el amor es donación. Un darse sin condición y que es una decisión que tiene más que ver con el corazón, sí, pero también con la cabeza. Decido amar.

Eso sí, un consejo que le daré a mis hijas: Pregunten los gustos cinematográficos del príncipe encantado, no sea que resulte de esos que disfrutan películas de ataques alienígenas en ciudades europeas, ¿verdad Jesús?

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